Decidimos dirigirnos al Hospital La Paz para contarle lo sucedido a la endrocrino que lleva la diabetes de Ana. Cuando
llegamos, por el pasillo, nos encontramos
con la doctora Isabel González. Al vernos, yo iba llorando, se acercó corriendo
y nos preguntó: ¿qué es lo qué pasa?.
Directamente le enseñe el cuello de Ana y nos hizo pasar a la consulta. Nos
tranquilizó. Le hicieron una analítica a Ana y una ecografía en el momento. La tiroides estaba inflamada pero
no había que operar. Ahora tocaba esperar los resultados de la analítica para saber
si se trataba de hipo o hiper. A la consulta se acercó hasta el Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital.
Entre la Doctora Isabel y el Jefe de Endocrino
nos estuvieron tranquilizando, nos dijeron que con un poco de suerte, si se trataba de hipotiroidismo, no pasaba nada. Una pastillita y ya está.
Incluso que con los años se podía corregir. Que tanto la diabetes, como la
celiaquía y el hipotiroidismo son enfermedades autoinmunes. Pero que lo
que más nos tenía que preocupar era la
diabetes. La
celiaquía y el hipotiroidismo eran mucho más
sencillas y llevaderas.
Le preguntamos a los médicos que más podía suceder, ya que en un año eran
tres las enfermedades diagnosticadas. Nos
contestaron que nada más que tranquilos.
Nos fuimos a casa un poco más calmados.
Al día siguiente, otra vez al hospital, a
recoger los resultados de la analítica. Dentro de lo malo, estábamos de suerte.
Nos confirmaron que se trataba de un hipotiroidismo.
Le mandaron unas pastillitas y en un mes debíamos repetir la analítica para ver
si la dosis que le habían puesto era la correcta o en caso contrario
ajustarla.
Desde hace unos cinco años toma la misma pastilla y la misma dosis todas las
mañanas. Le hacen una analítica anual para ver que la dosis sigue siendo la
correcta y ya está.
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