miércoles, 6 de febrero de 2013

Antes de...


Ana, mi peque, bueno peque para mí, ahora ya tiene 15 años, debutó con tan sólo siete añitos. 


Unos meses antes comencé a notar que perdía peso (adelgazó como unos tres kilos) si bien, yo lo achacaba a que había dejado de comer en casa y empezado a  comer en el comedor del colegio. Una semana antes comenzó a despertarse por la noche con bastante sed, me decía mamá tengo la garganta seca por favor dame agua, ella nunca antes se había despertado para beber. Entonces ya me empecé a preocupar. 

He de contaros que mi hermano, mayor que yo, también es diabético, pero él debutó con 16 años, por lo que el que  Ana perdiera peso y además me pidiera agua me puso en alerta.

Fue un domingo, el día 10 de abril de 2.005. Al levantarse Ana, le pedí a mi hermano que se acercara a casa con su glucómetro para medir la glucemia de Ana. Cuando le hicimos la prueba el resultado fue “ERROR”, mi hermano acongojado, por no decir otra cosa, me dijo: SAL CORRIENDO PARA EL HOSPITAL. (A veces,  determinados glucómetros cuando la glucosa es muy alta y no es capaz de medirla  dan error). 

Recuerdo que ese día era el cumpleaños de mi madre, ella nos esperaba para comer, y nosotros, camino del hospital.

Cuando llegamos, directamente nos pasaron a un box y le hicieron una nueva prueba de glucemia, el resultado fue 476, mi marido que estaba apoyado contra la pared empezó a resbalar sobre ella hasta llegar al suelo. Yo me quedé paralizada, pero no sé de dónde saqué las fuerzas para decir a mi niña con una sonrisa en la boca: “no pasa nada cielo,  eres diabética como el tío”.  Nos hicieron salir del box para tomar pruebas de sangre a la peque, y nos pasaron a una habitación. Nos dieron unos tranquilizantes porque en ese momento sin Ana presente estábamos histéricos. Y de ahí a planta.

Comienza una nueva vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario