martes, 5 de marzo de 2013

OTRO SUSTO MÁS PARTE I:

Retomo la historia de mi hija:

Era el mes de mayo. Ya había pasado un año desde que diagnosticaron a Ana que era diabética y celiaca. Una tarde llegó Ana de su actividad extraescolar de fútbol. Le encanta jugar al fútbol. Estaba sentada merendando cuando me di cuenta que su cuello estaba bastante abultado. Le pregunté si le habían dado algún golpe y me respondió que no. Esa noche no pude conciliar el sueño, estaba bastante preocupada. A la mañana siguiente fuimos al consultorio local, a nuestro médico de cabecera. Éste, tras palpar su cuello, me dijo que tenía inflamada la tiroides y que había que hacer una analítica y una ecografía para determinar si se trataba de hipotiroidismo o hipertiroidismo. Solicitamos la cita (por la seguridad social) para la ecografía pero nos dieron como para dentro de un mes y, como estábamos bastante nerviosos y preocupados, decidimos no esperar un mes y fuimos a una clínica particular.

          Una vez en la consulta de la clínica particular, el doctor, nada más tocarle el cuello, nos dijo: “Hay que operar, hay que quitarle la glándula tiroides”.

          Nos levantamos y nos fuimos en busca de otra opinión.

          Continuará…

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