viernes, 15 de febrero de 2013

TANTOS MIEDOS, TANTOS MIEDOS, PARA QUÉ?


No obstante, debo reconocer que todos mis miedos estaban infundados. No os podéis hacer idea de lo responsable que puede llegar a ser una personita de tan solo 7 años. Ella sola comenzó a efectuar sus pruebas de glucemia, a pincharse y a calcular el número de unidades de insulina que debía de cargar, eso sí, bajo supervisión. El único problema que encontré en esa etapa fue el tener que decir: No hija, no puedes comer más o al contrario, te lo tienes que comer todo. Respetábamos, (y continuamos haciéndolo),  al máximo las raciones de hidratos que le habían puesto en el hospital, y la pobre cuando había algo de comer que le gustaba mucho, me ponía carilla de pena cómo diciendo porque no puedo comer hasta que me  harte. O al contrario, sin tener apetito, sabía que debía terminar toda la comida. La comida Ay! la dichosa comida…todavía no se me había complicado demasiado lo de hacer los menús. Más adelante os pasaré algunos de ellos por raciones de hidratos y con productos sin gluten.
Rápidamente comenzó a notar sus hipoglucemias e hiperglucemias y ella misma sabía cómo tenía que actuar.

 

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