Pasado no más de un mes y medio de
su debut diabético, notaba que Ana necesitaba muy poca insulina, y aun
inyectándose media unidad, sufría hipoglucemias. Llamé por teléfono al
hospital, le comenté lo que pasaba a la Educadora en Diabetología y pasado un ratito volvió a coger el teléfono
y me dijo: Ven mañana sin falta a consulta con la niña. Me puse bastante
nerviosa, y le pregunté varias veces qué es lo que pasaba, porqué tenía que ir
Ana. Al final me dijo, espera te paso con la Doctora González. Una vez se puso
al teléfono me dijo: tengo delante los resultados de las analíticas practicadas
a tu hija durante su ingreso. Un resultado está alterado, bastante
alterado, hay que hacerle pruebas,
seguramente Ana sea celiaca. Colgué el teléfono, estaba en el trabajo, la ira
se apoderó de mí, algunas cajas de archivo AZ quedaron destrozadas, no me lo
podía creer, otra enfermedad más a mi peque no, no es posible, no puede ser.
Llame a mi marido le conté lo sucedido, y éste cogió el coche y se presentó en
el hospital, quería ver los resultados de los análisis, el tampoco podría
creerlo. Pero si, era cierto. Al día siguiente fuimos con la peque, la
estuvieron reconociendo, más analíticas y pedimos cita para realizarle una
biopsia intestinal. Todavía, y a pesar de los resultados de las
analíticas, teníamos grandes esperanzas
de que el resultado de la biopsia fuera negativo. La doctora nos advirtió que
con esos resultados no cabía duda, Ana tenía tantas hipoglucemias porque su
intestino estaba dañado y no absorbía los hidratos de carbono.
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