Tras unos mesecillos de ausencia y
una vez reincorporados a nuestras tareas, trabajo, colegios, etc… de nuevo aquí
para seguir contando mis experiencias, que espero que a alguien le sirvan.
El verano ha sido bastante tranquilo
y, aunque Ana ha sufrido bastantes hipoglucemias, ya sabéis, el no parar, sólo
la veía a la hora de la comida o la cena, el resto lo pasaba en la playa o en
la piscina con sus amigos, me he dado cuenta de que cada vez es más
independiente y ya es capaz de preparar sus comidas, calcular sus raciones e
inyectarse su insulina. Eso sí, las pruebas nocturnas de glucemia nos tocan a
los papás porque ella caía tan cansada en la cama que como para despertarse.
El pasado día 17 estuvimos en el control trimestral de
glicosilada. Tenía 7 y, aunque esta cifra suena bastante bien, el doctor nos
comentó que no es bueno tener una glicosilada de 7 a base de sufrir bastantes
hipoglucemias, que prefiere que tenga 7,5 con una glucosa más controlada. Por
lo demás, bien, nos dieron los resultados de la analítica que le practicaron en
junio con motivo de la revisión anual y todo estaba perfecto. También nos
comentó el doctor que ese día había debutado un niño y se encontraba ingresado.
Más tarde me enteré que ese niño era el sobrino de una conocida. Cuando nos lo
comentó el doctor pensé en su madre, en lo mal que lo estaría pasando y me
dieron ganas de pedir permiso e ir a verla a planta para decirle: mira esta es
Ana ¿ves que bien está?. Pues tu hijo estará igual, no te preocupes.
Bueno, cambiando un poco de tema, ahora que Ana ya es toda
una adolescente, con lo que ello
conlleva: salir, conocer gente nueva, sus primeros desengaños.., me he dado
cuenta de que mis niveles de sobreprotección hacía ella son cuanto menos exagerados.
Intento que me cuente todo lo que le pasa y aconsejarla y, aunque ella es
bastante sincera y abierta conmigo, a veces se me olvida que soy su madre y no
su amiga, y que hay cosas que tiene que aprender a
solucionar por sí misma. Es muy difícil comprobar cómo tu hija lo está pasando
mal, por algo que yo entiendo es una tontería y no poderle echar una mano. Yo
pienso: bastante tiene mi hija con lo que tiene como para que venga nadie a
hacerle daño, pero es que la vida es así, y queramos o no van a sufrir como el
resto de los mortales.