Muchos de
vosotros habréis podido comprobar que durante la época de exámenes la glucemia
de vuestros hijos se descontrola. En el caso de mi hija de forma considerable.
Creo que los nervios
y el estrés que le produce enfrentarse a una semana completa de exámenes, unido
a la falta de práctica de deporte, (en el colegio sentada toda la mañana y por
la tarde, cuando llega a casa, más de lo mismo para continuar con el estudio),
provocan que su glucemia se dispare y que necesite más insulina para
contrarrestar los niveles altos de azúcar. Aunque, como ya sabemos, estos
niveles se arrastran y duran varios días.
Es un hándicap
que han de superar. A los nervios, al estrés, al cansancio que una persona
normal puede padecer durante la temporada de exámenes, en la persona diabética
se une la fatiga que provoca una glucemia elevada de forma continuada y
la falta de concentración y nerviosismo que conllevan las caídas de
glucemia que se producen al administrar dosis más altas de insulina.
En mi caso,
valoro en este sentido su doble esfuerzo y entiendo que, muchas veces, un
notable bien podría haber sido un sobresaliente. Aunque, ojo, con esto no
quiero decir que no le exija un 10; para nada, ha de esforzarse por conseguirlo
al igual que el resto. Que no piense en ningún momento que por su enfermedad se
le va a exigir menos.
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